Añoro esa fuerza, la fuerza con la que algunas personas se levantan y dicen que tienen ganas de comerse el mundo. Esas personas que dicen lo que piensan y no le importa lo que digan los demás o dejen de decir. Siento que cada vez soy más independiente y me alejo de los que quiero, porque yo creo una burbuja de protección para que no me hagan daño nada ni nadie, a pesar de que sé que por muchas corazas que cree, el dolor traspasa hasta muros de piedra. Y solo siento que me voy perdiendo en un mundo que ni si quiera llego a conocer, que cada vez hago más grande el agujero que uso para defenderme. Ya no quiero a nadie, porque no merezco pasar por el dolor que he pasado hasta el momento, y odio a los enamorados sobre todas las cosas, porque sé que no estarán siempre juntos. Odio las fechas en los estados de las personas, las canciones de amor en los días tristes, pero es que el mundo es así, como si todo fuera al revés. Y ya ni siquiera me importan las noticias, ya ni lloro, ya ni río, solo me mantengo recta y fría en todas las circunstancias, porque soy así, y me encanta ser así.
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